lunes, 4 de enero de 2010

COSTUMBRE...

Por dentro, de nuevo, ese algo me movía... no lo puedo ocultar... ¿es que aun siento…? Pensaba mientras su mirada se fijaba en la mia. -Ya hazlo -¿Qué? -Lo horas, es tu naturaleza te conozco -¿De qué estás hablando? -Olvídalo. No quería admitirlo, era casi incontenible el deseo, no soportaba tener sus labios tan cerca de los míos, cada vez que hablaba se acercaba más y más, podía sentir su respiración estrangular mi ser de deseo por besarle pero… No puedo querer así a dos personas, nadie puede… No podemos estar juntos... nunca lo haremos… somos tan similares, que no hay casi nada oculto para el otro, ¿pero por que nuestra historia nunca pudo ser? Viejos rencores nos ataban, tantas dudas sobre nosotros mismos. Yo me aleje… Volví de nuevo aquella tarde, sentía el frio, sí, el frio era anormal, congelaba… no, quemaba; era un frio penetrante de esos fríos cuando tienes abrigo guantes y bufanda rodeando tu cuerpo pero él permanece dentro; mi autobús de nuevo se retraso al llegar, baje llena de maletas, cansada, muy cansada... Quería verlos a todos, familia, amigos, conocidos, a todos menos a él. No soportaba su presencia, mis rodillas temblaban, mi cara blanca, pálida de frío se tornaba rojiza en un segundo con el solo hecho de verle, notarle, percibirle alrededor mío; sin embargo una parte de mi se morirá porque me mirará, porque me notara, porque me sintiera… Esa tarde no lo vi. -Sin embargo sigues aquí -Humm… -¿Por qué? Él lo sabía... yo lo sabía… era esa vieja costumbre de llamarle siempre que me metía en problemas, cuando me sentía sola o simplemente porque le quería… Aveces es bueno romper ciertas costumbres…