Qué bella esta tarde,
preciosa en verdad,
la noche me llama,
yo quiero volar…
Las voces de afuera,
lejanas, lejanas…
Los grillos felices,
me cantan, me cantan…
Si fuera sirena
y pudiera nadar,
si fuera un ave,
y pudiera cantar…
Ninguna tristeza
me atraparía más,
no habría lamento,
ni llanto jamás.
No quiero ni veo,
a mi alma fugaz,
atrapada en sollozos,
queriendo escapar.
De esta ciudad
tan gris en verdad,
con alas preciosas,
volar y volar…